Yves Saint Laurent 1936-2008



Uno de los últimos grandes modistos del siglo XX murió el domingo pasado. Un genio, un mito son alguno de los calificativos que se lo podían aplicar. El creador del prêt-a-porter, el esmoquin femenino o las saharianas, son otros.




Nacido en Orán (Argelia), el 1 de agosto de 1936. Hijo primogénito de Charles Mathieu y Lucienne Andrée Saint-Laurent, creció junto a sus dos hermanas con todas las comodidades propias de una buena familia asentada en la Argelia francesa. Su padre, abogado de cierto éxito, siempre quiso que Yves estudiara derecho y éste asistió a una escuela de Orán donde recibió una educación basada en una férrea disciplina que le afectó e influyó en su vida posterior. Siempre se sintió muy unido a su madre, Lucienne, una mujer bella y elegante que fascinaba a Yves con sus constantes cambios de vestuario. Ella comprendió enseguida al sensible niño y cuando vio que los compañeros de clase se reían de su hijo porque vestía las muñecas de sus hermanas y las marionetas del teatro de la escuela, decidió buscar un centro de aprendizaje de confección y patronaje en París donde pudiera desarrollar todo su talento.



Fue éste un período de formación y también de dudas entre decidirse por el teatro o la moda, en que el adolescente Saint-Laurent devoraba Vogue y otras revistas especializadas, al tiempo que leía a Marcel Proust, su autor favorito. Finalmente, espoleado por su madre, se decidió a dar el salto, y el provinciano Yves fue a vivir solo a París con diecisiete años, dispuesto a aprenderlo todo sobre la alta costura.



Mostró sus diseños a Michel de Brunhoff, director de Vogue, que resultó complacido y decidió publicarlos en su revista. Siguió los consejos de De Brunhoff y se matriculó en una escuela de alta costura, pero la encontró aburrida y poco tiempo después dejó de asistir a las clases. Presentó a un concurso un esbozo para un vestido de cóctel y ganó el primer premio, hecho que le sirvió para darse a conocer entre la sociedad parisiense.



El joven Saint-Laurent fue presentado a Christian Dior por De Brunhoff y aquél se rindió inmediatamente ante su talento. En 1954 comenzó a trabajar a las órdenes del gran creador, de quien se convertiría en mano derecha hasta la muerte de éste, acontecida en 1957. Durante tres años colaboró de un modo estrecho con Dior, quien criticaba a menudo sus extravagantes propuestas pero al mismo tiempo admiraba el talento creador de su joven discípulo.



El fallecimiento del maestro afectó al joven discípulo, que pasó a ser su heredero natural. Una vez que fue nombrado director de arte de la firma, lanzó su primera colección, que presentó con el nombre de Trapecio y con la que obtuvo un éxito clamoroso. Entre el público que asistió a ese desfile se hallaba Pierre Bergé, un amigo de Dior y habitual del círculo de la moda parisiense, que con el tiempo se convirtió en socio, amigo y amante de Yves.


En 1960 no pudo evitar por más tiempo las obligaciones del servicio militar y abandonó su puesto al frente de Dior porque fue llamado a filas por el ejército francés. A los pocos meses no pudo soportar la rudeza del estilo de vida militar y sufrió su primera gran depresión, por la que tuvo que ser ingresado en un hospital psiquiátrico militar. Su amigo Bergé utilizó sus influencias y poco tiempo después consiguió que lo dejaran salir de allí.


Mientras tanto, la casa Dior nombró director al asistente de Yves, Marc Bohan, lo que disgustó enormemente al modisto, que decidió demandar a la empresa. Ayudado por su inseparable amigo Bergé, Saint-Laurent presentó una demanda y peleó hasta recibir una indemnización de la empresa por daños morales y, con ese dinero y el de Mack Robinson, un hombre de negocios estadounidense interesado en la moda, creó su propia casa de costura. En 1962 presentó una primera colección bajo su nombre.



Además de la alta costura, lanzó en 1966 el pret-à-porter, una línea más asequible dirigida a una clientela más amplia. También se decanto por la fabricación de complementos bajo licencia: los fabricantes de pañuelos, bisutería o artículos de cuero se peleaban para llevar la sigla YSL en la etiqueta de sus productos. Entró también en el mercado de cosméticos con varios perfumes como Y, Rive Gauche y Opium.



1962: Lanza el chaquetón marinero.
1963: Incorpora a la silueta femenina el arte abstracto.
1966: Llega el esmoquin como prenda femenina símbolo de elegancia para las fiestas más glamurosas. Con la blusa de tul transparente hizo su aportación a la revolución sexual.
1967: Lanza los bucaneros y poco después las bermudas.
1970: El 'blazer' y la espalda al aire. Lanza también ropa masculina
1977: Incorpora las tendencias orientales y folclóricas.



En los años noventa pasó largas temporadas en su palacete de Marrakech, en el que se encerraba durante semanas para crear sus colecciones.



En París, el 12 de julio de 1998, con motivo de la final del Mundial de Fútbol, 300 modelos desfilaron en el Estadio de Saint Denis en una retrospectiva de cuarenta años de creación del modisto.



En 1998, la firma LVMH adquirió por cerca de 910 millones de dólares la marca Yves Saint Laurent. Un año después, la empresa italiana Gucci adquirió el Grupo Sanofi Beauté, propietario de YSL.



En enero de 2002, a los 65 años, el diseñador dijo adiós a la moda con un último desfile en el que presentó una retrospectiva de sus 40 años de creación.



Fue el primer diseñador que expuso en un museo: en 1983, en el Metropolitan Museum de Nueva York, se inauguró una exposición dedicada a sus creaciones. Dos años después fue el Museo de Bellas Artes de Pekín el que hizo lo mismo, y en 1986 el Museo de la Moda de París presentó una retrospectiva del modisto desde 1958. Este año La Fundación Caixa Galicia realizo una exposición sobre sus creaciones inspiradas en obras de arte.





Algunas de sus frases:

"Sin elegancia de corazón no hay elegancia".

"Las mujeres que la siguen de demasiado cerca (a la moda) corren el gran peligro de perder su naturaleza profunda, su estilo, su elegancia natural"

"Me gustaría haber inventado los pantalones vaqueros. Tienen expresividad, modestia, 'sex appeal' y simplicidad."

“El mejor traje para una mujer eran los brazos de un hombre que la ama y, si no lo tiene, un traje mio”


Au revoir, Monsieur Saint Laurent.















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